sábado, marzo 17, 2007

Trata a los demás al revés de como te tratan

Otro fin de semana de esos aburridos y sin colorido. No sé, cada semana se hace más aburrido. Te levantas desmotivado, sin ganas de hacer nada y todo lo que haces te parece absurdo. A nadie le importo, puesto que para lo único que valgo es para ayudar, la amistad (o trato) por lo visto está relegada a un segundo plano de unos muchos pero por suerte y por desgracia no estoy en esa amplia lista.

Da un asco terrible que me traten como una basura. Ejemplos puedo poner muchos, comprobando una vez más mi teoría de "aprovéchate y corre" es correcta. Eso de ir de boquilla es una costumbre muy típica en la gente que al menos he llegado a conocer. Nunca la palabra compromiso ha sido el mejor sinónimo que se les pueda poner para hablar sobre ellos, puesto que siempre te dan la espalda, pero eso si, cuando ellos te necesitan imperiosamente, tienes que cumplir puesto que o sino eres un traidor y un falso. Una ironía que uno no llega realmente a comprender. Palabras como el "no me falles" o "no me hagas esto a mi" lo he llegado a oir, pero cuando se ha dado la circunstancia de que ha sido el caso contrario... Mejor no cuentes con nadie.

Es algo que me toca algo la moral (y ciertas partes íntimas), no tienen tiempo para nada por que están muy ajetreados pero tu si que tienes que tener ya que eres el único pardillo que siempre dice si. Eres como el típico segundón al cual solo recurren si su circulo de confianza más cercano les da el plante, puesto que saben que eres gilipollas y siempre les responderás afirmativamente. Vamos, que te buscan para lo que te buscan: Eres las sobras. Pasado un tiempo toda relación termina deteriorándose y creo que el punto final está empezando a asomarse puesto que la paciencia nunca es infinita, uno no es tonto de nacimiento y encima ya está harto de tantos desplantes, elogios camuflados en chantajes... Y más cuando la respuesta siempre es negativa.

Desplantes, traiciones y demás valoraciones a parte es siempre curioso como actuan conmigo. Se encariñan de una forma asombrosa por tu forma de ser, por tu carisma (algún otro por mi nula inteligencia) y excesivos elogios (los cuales, normalmente no tienen ni pies ni cabeza). A espaldas no hacen más que ponerte a parir, sacándote defectos e incluso intentando poner en contra a los demás (uy, creo que esa calientapollas de la que hablé me vuelve a aparecer en la mente) como si un politicucho de ideología indefinida se tratase. ¿Vale la pena rodearse de tanta escoria? Sinceramente, NO.

Si a mi siempre se me puede decir que soy todo un caballero en cuanto a trato. Putadas y palabras malsonantes (uy, otra vez la furcia) he tenido que oir y nunca se me ha pasado por la cabeza responder de la misma manera o incluso peor. No es que sea gilipollas, es que yo al menos tengo ese respeto hacia los demás que esa gente que me maltrata y me maltrató no tuvo en su momento. La misma moneda sería cuando algo se me pasa por la cabeza, uno sabe reprimirse y sabe mantener bien la línea tan fina que separa el ser una buena persona a un degenerado (lo digo para aquellos que tengan una idea erronea sobre mi y mi persona).

En fin, este tema da para un libro tan extenso que echaremos el freno de mano y dejaremos otros pensamientos filosóficos para otra ocasión. No os perdaís esta noche la Lobotomía de Telecinco, en especial a ese calvito, motivo por el cual podría volver la Santa Inquisición solamente para que le castigaran a el por su nula profesionalidad.